Santo Domingo.- “El otro yo”, un tango musicalizado por Astor Piazzolla, coreografiado por Isadora Bruno e interpretado por Stephanie Bauger, junto a la puesta en escena del segundo acto de “El lago de los cisnes”, al que dieron vida Shoko Nakamura y Wieslaw Dudek, fueron los únicos montajes que rompieron con la rutina durante la “Tercera gala de estrellas de la danza mundial” que se presentó en la sala principal del Teatro Nacional Eduardo Brito.
Innegable es el esfuerzo que pusieron los bailarines que participaron en esta entrega. Los dominicanos y sus invitados de la Cuban Classical Ballet of Miami y del San Francisco Ballet de Estados Unidos, así como los de la Ópera de Munich y del Ballet de la Ópera de Berlín, de Alemania, presentaron dos noches de la mejor danza clásica, sólo que ello no bastó y se limitaron al mínimo esfuerzo, sin que el público apreciara demasiada creatividad.
Eso sí, lo que se presentó valió la pena, aunque suene contradictorio. Desde “El dúo de amor”, “Con el tiempo”, “Coppelia”, “Majísimo”, “Don Quijote”, “El corsario”, hasta culminar en “Carmen”, contaron con excelentes coreografías, destrezas y estética en los pasos, que complementaron lo que faltó de elementos nuevos.
De todas formas, hay que aplaudir la iniciativa impulsada por Monik Despradel, productora del espectáculo, quien se ha empeñado en traer al país bailarines de reconocimiento mundial que dan a la escena clásica local mayor esplendor, y los danzantes dominicanos que siempre demuestran calidad y técnicas en sus actuaciones.
Los fondos recaudados fueron para la Fundación Nido para Ángeles. Aplaudidos
Lisbell Piedra, Julián Garay, Maykel Acosta, María Valeria Belogno, Jordan Elizabeth Long, Ignacio Rivera, Stephanie Bauger, Grace Anne Powers, Kate Kadow, Anna Karenina Mata, Rogelio Corrales.
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